A ella la llamaremos Heidy, sólo tiene 5 años, pero esquiva con maestría los grandes vehículos que veloces pasan por la carretera y sólo se detienen con la luz roja. Entonces los aprovecha, corre y revolotea por los espacios que quedan entre los coches. Con dificultad logra asirse a la orilla de la puerta. Sus ojos asoman por la ventana, y con la esperanza de obtener una moneda de un córdoba levanta su dedito índice.
Así comienza su mañana, con su labor obligatoria familiar. Y es que la pequeñita, su hermana y sus primas tienen que cubrir la cuota del día, impuesta por sus padres: 20 córdobas, equivalentes de 95 centavos dólar, si no, serán castigadas.
- Intentos por combatir pobreza y trabajo infantil.
La muchachita, quien forma parte de lo que se considera el futuro de un país, es miembro de un ejército de 238 mil 827 niñas, niños y adolescentes nicaragüenses, de entre 5 y 17 años, que son trabajadores activos, esto es el 13.2% de la población en ese rango de edad a nivel nacional. De ellos, poco más de 115 mil 700 tienen entre 5 y 14 años, o sea, el 8% de la población de esa edad. (Datos según la última Encuesta Nacional de Trabajo Infantil y Adolescentes (ENTIA) realizada en 2005).
De los niños y adolescentes mencionados, 25 mil están totalmente desprotegidos en las calles, sometidos a múltiples riesgos. Esto ocurre en un país con un estimado de 5 millones 785 mil 846 habitantes, donde el 47.1% de la población la componen menores de edad.
Sólo en la capital, Managua, según el Ministerio de la Familia, hay un aproximado de 14 mil niños, niñas y adolescentes en las calles, ya sea en abandono, deambulando en los mercados o en explotación laboral en los semáforos. Ellos son una fuente de ingresos para su propia sobrevivencia o la del hogar, aunque esto atenta contra sus derechos.
Estas cifras de niños trabajadores activos son las más recientes que oficialmente se conocen, sin embargo, en estos momentos las instituciones encargadas tienen en proceso de elaboración de su propia Hoja de Ruta del Trabajo Infantil, para constituir un marco estratégico nacional con el fin de alcanzar las metas de la Agenda Hemisférica sobre Trabajo Decente.
Entre sus metas, sostiene la eliminación de las peores formas de trabajo infantil para 2015 y eliminar el trabajo infantil en su totalidad para 2020. No obstante, según el Ministerio del Trabajo nicaragüense, la Hoja de Ruta debió estar lista en septiembre de 2009.
- Resultados de “Programa Amor” desconocidos.
Mientras tanto, se continúan utilizando las cifras de 2005 para crear estrategias como el como el gubernamental “Programa Amor”, puesto en funcionamiento en 2008 para implementar el rescate de niños de la calle y en explotación laboral.
Según la planificación del programa, entre sus siete ejes o parámetros establecidos, el mismo crearía opciones laborales a los padres, para que sus hijos pequeños dejaran de mendigar o trabajar, y no faltaran a las escuelas, bajo un régimen de gratuidad de la enseñanza, asegurando así su educación. A los adolescentes se les capacitaría técnicamente. Una de sus metas más ambiciosas era que para 2011 ya no habría niños deambulando en los semáforos, pero hasta el momento se observa que la situación no ha mejorado.
Conocer con certeza la situación actual es difícil por la ausencia de informes oficiales, en medio de una política estatal de no accesibilidad, por parte de los funcionarios públicos que encabezan las instituciones. Hasta el momento, los únicos referentes del programa son las entrevistas publicadas en los medios de comunicación oficialistas o progubernamentales.
Una de las pocas referencia específicas se conoció en junio del año pasado, cuando Marcia Ramírez Mercado, entonces coordinadora del Programa Amor, dijo al diario en línea “El 19 digital”, que a siete meses de iniciada su labor atendieron a nivel nacional a casi 11 mil niños que trabajan en los mercados y semáforos, entregándoles mochilas y uniformes escolares, además de atención médica. Una de las metas con estos niños fue que no desertaran y lograran aprobar el grado. A un año de esas declaraciones, se desconocen en concreto otros avances.
Sobre el tema, la niña de 8 años, hermanita de Heidy, asegura que pocas veces ha visto a los trabajadores sociales del “Programa Amor” del Ministerio de la Familia, y lo único que les dicen es que no pidan dinero en los semáforos. Igual comentario hicieron otros ocho, entre niños y adolescentes, que mendigan o venden diferentes productos en los semáforos.
Heidy nos comenta que estudia el primer nivel de educación preescolar, mientras su hermana dijo cursar el segundo grado. Ellas asisten a clases después de medio día, al terminar su faena o luego de reunir la cuota diaria que deben llevar a su hogar.
Cuando ellas se van, como si se tratara de turnos en una empresa, aparecen otros seis niños bajo los mismos semáforos. Cuatro de ellos mencionaron que llegan hasta la tarde porque estudian en la mañana. Los otros dos dijeron no estudiar.
- Carencias educativas y nutricionales.
El “Programa Amor”, según el gobierno, está orientado a beneficiar a niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, en 2009, de las reducciones aplicadas al Presupuesto General de la República, el 31.2% fueron aplicadas a tres instituciones vinculadas a los derechos básicos de la niñez y la adolescencia nicaragüense.
De acuerdo con las cifras del Ministerio de Educación, anualmente medio millón de niños, niñas y adolescentes en edad de estudios, no se integran al sistema preescolar. Se calcula que el 24% de los niños y niñas en edad escolar no asiste a establecimientos de enseñanza.
En esa situación está Bayardo Rivas, de 18 años, quien apenas tiene un nivel escolar de tercer grado de primaria. Por su deficiencia alimenticia y una vida de abandono, aparenta tener 12 años.
En Nicaragua, la desnutrición infantil ha presentado tendencias decrecientes pero moderadas. La Encuesta Nicaragüense de Demografía y Salud (Endesa) señala que, en 1998, el porcentaje de menores de cinco años con desnutrición crónica equivalía al 32.4%, mientras en 2007, la misma descendió a 21.7%. Sin embargo, a principios de 2005, cinco de los diecisiete departamentos que forman el país, presentaban tasas de desnutrición crónica superiores al 30%, y en las Regiones Autónomas del Atlántico, donde habita la mayor parte de la población indígena nicaragüense, la misma supera el 50%.
A pesar de la baja en las estadísticas, Nicaragua se mantiene entre los países con mayor desnutrición, no sólo en Centroamérica, sino a nivel de la región latinoamericana, según Eduardo Vallecillo Barberena, coordinador nacional el Grupo de Interés de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Guissan). Las cifras de desnutrición se reflejan compaginadas con la extrema pobreza, teniendo que un 73% de la población nicaragüense vive con un promedio de menos de 2 dólares al día.
Según el informe Endesa, la incidencia de la pobreza general en Nicaragua se estima en 48.3%, y la pobreza extrema en 17.2%. En contraste con años anteriores, ambos porcentajes no muestran variaciones significativas, por lo que se evidencia que Nicaragua no ha presentado cambios sustantivos en su meta de reducción de la pobreza.